Mientras las mundanas criaturas desean retozar en la arena bajo el sol, yo tan sólo deseo una caverna, una muy profunda donde tan sólo pueda llegar yo con mis encantamientos y mis sortilegios, donde el mundo ya no gire en ningún sentido y la gente se olvide de mi existencia, al menos momentáneamente.
Este siglo de descrédulos y abominaciones tecnológicas está siendo muy malo para las brujas. Muy malo de verdad. ¡Qué abandonadas nos tienen las corrientes mágicas! Habrá que buscar una nueva fuente de poder y maldad, para seguir envenenenando manzanas.
jueves, 28 de agosto de 2008
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